miércoles, 22 de julio de 2009

Propuesta de taller (agosto)


La consigna se centrará, esta vez, en elaborar un relato a partir de una descripción. Es decir, que en el proceso de escritura, empezaremos por «dibujar» al personaje; el conflicto aparecerá después.

Dos notas previas:
  • No es necesario que esa descripción permanezca luego al inicio del relato: en la versión que envíen, podrán ubicarla donde mejor convenga al texto. Pero sí es importante intentar que la historia les surja en la cabeza «desprendida» de esa descripción que hayan trabajado.
  • Como se avecinan las vacaciones, el plazo para presentar los textos, esta vez, vencerá el primer martes de septiembre.

Para pensar algunas cuestiones de la descripción, veamos la que hace García Márquez de la pareja protagonista de «El rastro de tu sangre en la nieve»:

Nena Daconte era casi una niña, con unos ojos de pájaro feliz y una piel de melaza que todavía irradiaba la resolana del Caribe en el lúgubre anochecer de enero, y estaba arropada hasta el cuello con un abrigo de nucas de visón que no podía comprarse con el sueldo de un año de toda la guarnición fronteriza. Billy Sánchez de Ávila, su marido, que conducía el coche, era un año menor que ella, y casi tan bello, y llevaba una chaqueta de cuadros escoceses y una gorra de pelotero. Al contrario de su esposa, era alto y atlético y tenía las mandíbulas de hierro de los matones tímidos. Pero lo que revelaba mejor la condición de ambos era el automóvil platinado, cuyo interior exhalaba un aliento de bestia viva, como no se había visto otro por aquella frontera de pobres.

Como vemos, lo novedoso del cuadro es la mirada, la acertada forma en que elige los adjetivos, la preocupación por evitar tópicos o generalizaciones que sólo dejan un horizonte brumoso frente al lector.
Decir de un personaje que es «alto y atlético», por ejemplo, no es suficiente: nos permite solamente advertir un concepto muy general de un tipo de persona, pero no a la persona. Al hablar de las «mandíbulas de hierro de los matones tímidos», de su chaqueta de cuadros escoceses, de su gorra, o al describir su coche, en cambio, vemos a Billy en su singularidad.

Y qué lejos están los ojos «de pájaro feliz» de Nena, de cualquier «mirada inocente» o los «ojos puros», de las «cálidas sonrisas», las «bien torneadas piernas», o cualquier otra generalidad gaseosa —construcciones abstractas, llenas de aire, como «bello rostro», «hermoso cabello», etc., que dicen mucho más de la pobreza imaginativa del autor que del personaje—. Buscar imágenes poderosas y nítidas, que den cuenta de detalles que se formen de inmediato en la mente del lector y alejarse de los tópicos como de los piojos es nuestra principal consigna.

La descripción es la representación de la imagen que percibimos a través de las palabras. Es un dibujo que supuestamente procura ser fiel a la realidad y que logra su cometido cuando construye frente a los ojos del lector una imagen potente, sin la obstrucción de lo abstracto. Un dibujo que no sólo recrea lo que vemos, sino todo lo que experimentamos a través de nuestros cinco sentidos.

La buena descripción es una poderosa arma persuasiva, pues el narrador elige los elementos que desea destacar y difumina aquellos que no le interesan o que le interesan menos. Es decir, es el narrador quien jerarquiza los elementos visuales y decide qué es lo que el lector verá a través de su descripción.


2 comentarios:

  1. A trabajar...gracias Gra. Un reto dificil, de los que motivan. Y además hay tiempo para ello.

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  2. Gracias a vos, por el recibimiento de la idea :)

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