El domingo me nace con una reverencia.
Sonríe.
Se arremanga.
Abre las manos frente a esta espectadora.
Sobre su piel temprana se amontonan las horas
y el diario con sus páginas pegadas por la esquina,
los veinte cigarrillos aún durmiendo en su atado
y un mediodía que se frota los ojos
pegados con lagañas,
un café,
con leche y mediaslunas,
y una página en blanco.
Un parpadeo, apenas,
y en su palma se agitan
la memoria de humo,
el sudoku del diario mal resuelto,
un cielo oscuro a fuerza de pocillos,
y trozos de papel en la basura.
Con el truco siguiente este domingo
será lunes o miércoles o mayo 2015:
un mero aprendiz de la otra Maga,
la que con sus cierracadabras
nos deja sin aplausos
y desnudos.
Jo, esto es un poema, y no lo que hago yo...
ResponderEliminarAysss...
Qué va. Los helados de "Freddo" son un poema, no esto. Pero ¿quién nos quita lo que bailamos al escribirlos? :)
ResponderEliminarMil gracias, linda.