miércoles, 16 de septiembre de 2009

Después del paréntesis...


(un largo paréntesis: como de 3 mm, en fuente 12, Georgia. Un paréntesis curvo, como el pico de un cuervo; como una letra ce con ganas de tocar el renglón de arriba. Un paréntesis gemelar, como debe ser, porque ¿de qué me serviría un paréntesis hijo único, que no pueda mirarse al espejo, que no sepa invertirse, darle la espalda a la siguiente frase? Un paréntesis vacacional y vocacional, convocado a dormirse apoyando la frente sobre la última letra encerrada en su tripa)
Eso, bah. Que ya volví

2 comentarios:

  1. Preciosas metáforas, Gra. Qué cosas se te ocurren..., "parentesis gemelar", como los partos. Dos parentesis cerrando la criatura, gestando más de un hijo... Lo releo una y otra vez, y en cada lectura encuentro más detalles.
    Sencillamente: perfecto.
    Un besin.
    Celsa

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  2. ¡Qué dulce, Celsa! ¡Y qué lindo saberte cerca! No te pierdas, ¿eh? Si te alejás un poco, dejá miguitas por el camino :-)

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